La evaluación formativa parte de los aprendizajes esperados de los programas de estudio y se materializa en la formulación y resolución de tareas. Este proceso de desarrollo de aprendizajes inicia considerando los conocimientos previos de los estudiantes y se contrastan con lo que se espera que aprendan; de esta manera, se logra situar la intervención docente a las necesidades cognitivas de los alumnos y, con ello, el aprender se vuelve una actividad agradable e interesante.
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Contexto de la evaluación formativa
La evaluación que practicamos cotidianamente
Evaluación formativa
Propósitos de la evaluación formativa
Dimensiones de la evaluación formativa
Tipos de evaluación formativa
Características de la evaluación
Contexto de la evaluación formativa
Para que un docente pueda considerarse bueno, necesariamente tiene que saber evaluar; la evaluación formativa representa un desafío para los maestros, ya que es inevitable comprobar de forma periódica, si los estudiantes han aprendido y en qué nivel lo han hecho. Durante este trayecto de estudio el alumno se responsabiliza de su propio avance; con el propósito de que lo aprendido lo traslade a su entorno comunitario y le permita continuar aprendiendo por sí solo a lo largo de la vida.
La evaluación es formativa cuando se da solución a situaciones didácticas auténticas; es decir, planteadas en un contexto real. Dichos desafíos parten de dónde se encuentran los niños o jóvenes cognitivamente y se confrontan con los objetivos de aprendizaje que se pretenden conseguir y, conforme estos van evolucionando, los retos cognitivos van aumentando el grado de complejidad; simultáneamente el profesor acompaña u orienta el curso de las acciones ofreciendo retroalimentación; de esta manera, se impulsan o perfeccionan las competencias de los alumnos hasta considerar que están lo suficientemente preparados, para movilizar los aprendizajes en cualquier escenario social.
La evaluación que practicamos cotidianamente
- Las evaluaciones tradicionales tienen como objetivo juzgar al alumno de manera numérica, en otras palabras, que el alumno responda un examen y que de este procedimiento dependa su calificación final junto con algunos criterios de participación, asistencia, tareas, etc. (Calificación como medición).
- Las valoraciones habitualmente favorecen el aprendizaje memorístico; por lo que el alumno se interesa por aprender de manera superficial, contestando un cuestionario y obteniendo a la par una calificación que evidencia su formación aparente y, posterga el aprendizaje profundo.
- Los exámenes que se aplican son de un nivel básico; esto es, contestar sin cuestionar. Las preguntas son en niveles de comprensión; por lo cual el alumno responde sin reconocer sus fortalezas y áreas de oportunidad, por esta razón, no se genera reflexión en el alumno.
- No existe comunicación y la suficiente confianza entre alumnos y profesores; en consecuencia, el ambiente no favorece el aprendizaje.
Evaluación formativa
La evaluación formativa es la valoración que realiza el docente en el día a día dentro del aula; en la cual verifica el progreso académico de los alumnos; mediante la recopilación de los mejores trabajos (ejercicios, prácticas, proyectos o desafíos de aprendizaje) que ubican paulatinamente a cada estudiante o grupo de estudiantes en un nivel de entendimiento de los contenidos del plan de estudios.
Para evaluar formativamente no es suficiente que se les indique a los alumnos sus aciertos o errores; es imprescindible indicarles lo qué hicieron bien y lo que necesitan perfeccionar, además de ofrecerles estrategias y rutas de mejora de los aprendizajes para su progreso académico.
Lograr que los estudiantes reflexionen sobre la importancia de un correcto desempeño, que se interesen por resolver los trabajos que se les proponen y poderles guiar a través de la enseñanza; es una máxima de la educación en la actualidad.
La evaluación formativa debe servir para mejorar el proceso de aprendizaje, donde los estudiantes puedan confrontar sus trabajos con respecto a otros; en esta comparación distingan lo que han realizado bien y lo que falta por hacer, para tomar acción; esto permitirá alcanzar los resultados deseados o en su defecto posibilitará, volver a contrastar sus producciones hasta lograr lo que se espera que aprendan.
Durante el proceso formativo se recolecta y valora la información que proporcionan las evidencias de trabajo, con el apoyo del portafolio del alumno; adicionalmente, estas acciones permitirán enriquecer o modificar las estrategias empleadas durante la intervención docente.
El trayecto formativo de los estudiantes es el que los prepara de manera gradual, hasta hacerlos competentes en alguna actividad, dominio de alguna materia (teórica) o manejo de alguna herramienta tecnológica (práctica); es allí donde se vincula con la evaluación sumativa; ya que la valoración para la calificación, es la que evidencía en qué grado el alumno logró alcanzar los aprendizajes esperados de los programas de estudio.
Propósitos de la evaluación formativa
- Mostrar los aprendizajes esperados alcanzados por los estudiantes durante una situación de aprendizaje y a los docentes nos da la oportunidad de ver si nuestra propuesta fue efectiva o es necesario modificarla.
- Proporcionar información específica sobre las áreas de oportunidad de nuestros alumnos(as); con la finalidad de retroalimentarles y proponer rutas de mejora para alcanzar los aprendizajes.
- Reflexionar sobre los aspectos que se hicieron bien y los que son necesarios mejorar o modificar de la intervención docente.
- Motivar a docentes y alumnos(as), para mejorar su desempeño en busca del aprendizaje.
- Utilizar instrumentos de evaluación especiales para cada actividad para que proporcionen información sobre las mejoras en el desempeño de estudiantes y docentes.
- Alcanzar los aprendizajes esperados y competencias normativas a lo largo de un periodo escolar; mediante desafíos que presentan distintos grados de complejidad y sirven como eslabón para otorgar una calificación justa y con evidencias claras de lo aprendido.
Dimensiones de la Evaluación Formativa
1. Retroalimentación Efectiva
La retroalimentación efectiva es crucial en la evaluación formativa. Proporciona a los estudiantes información específica sobre su desempeño y áreas de mejora. Para que la retroalimentación sea efectiva, debe ser:
- Oportuna: Proporcionada lo antes posible después de la evaluación.
- Específica: Enfocada en aspectos concretos del trabajo del estudiante.
- Constructiva: Orientada a mejorar, no solo a señalar errores.
- Interactiva: Fomentando el diálogo entre el estudiante y el docente.
2. Autoevaluación y Coevaluación
La autoevaluación y la coevaluación empoderan a los estudiantes al involucrarlos directamente en el proceso de evaluación.
- Autoevaluación: Los estudiantes reflexionan sobre su propio trabajo, identificando fortalezas y áreas de oportunidad. Esto promueve la autorreflexión y el aprendizaje autónomo.
- Coevaluación: Los estudiantes evalúan el trabajo de sus compañeros, desarrollando habilidades críticas y aprendiendo de diferentes perspectivas.
3. Evaluación Continua
La evaluación continua implica la recopilación de datos sobre el desempeño del estudiante a lo largo del tiempo. Esto permite una comprensión más profunda del progreso del estudiante y facilita intervenciones oportunas.
- Observaciones diarias: Monitoreo constante del desempeño en el aula.
- Tareas y proyectos: Evaluación de trabajos a lo largo del curso.
- Pruebas periódicas: Uso de exámenes cortos y cuestionarios regulares.
4. Uso de Evidencias de Aprendizaje
Las evidencias de aprendizaje son datos recopilados a partir del trabajo del estudiante que demuestran su comprensión y habilidades. Estas evidencias pueden incluir:
- Portafolios: Colección de trabajos del estudiante a lo largo del tiempo.
- Diarios de aprendizaje: Reflexiones escritas por los estudiantes.
- Proyectos: Trabajos prácticos que demuestran la aplicación de conocimientos.
- Evidencias de desempeño: Observaciones y registro anecdótico del comportamiento, habilidades e interacciones de un estudiante en un contexto educativo.
5. Participación Activa del Estudiante
Fomentar la participación activa de los estudiantes en el proceso de evaluación formativa es esencial para su compromiso y motivación. Esto incluye:
- Autoevaluaciones regulares: Incluir autoevaluaciones en las actividades diarias.
- Sesiones de retroalimentación: Crear espacios para que los estudiantes discutan su progreso.
- Involucrar a los estudiantes en la creación de criterios de evaluación: Hacer que los estudiantes participen en la definición de lo que será evaluado.
La implementación de estas dimensiones en la evaluación formativa mejora significativamente el proceso de enseñanza-aprendizaje. Al centrarse en la retroalimentación efectiva, la autoevaluación y coevaluación, la evaluación continua, el uso de evidencias de aprendizaje y la participación activa del estudiante, los educadores pueden crear un entorno de aprendizaje más inclusivo y efectivo.
Tipos de evaluación formativa
El esquema anterior nos muestra un modelo de evaluación formativa, iniciando por la pregunta ¿Dónde estás ahora? es decir, en qué nivel de conocimientos sobre el contenido nos encontramos situados antes de la intervención docente.
La interrogante ¿A dónde tratas de llegar? representa el dominio de los aprendizajes esperados en niveles óptimos que hacen que un alumno sea competente, para movilizar nuevos conocimientos en la vida cotidiana con éxito.
El cuestionamiento ¿Cómo puedes llegar ahí? respalda el proceso de evaluación formativa en el cual se realizan actividades estratégicas, para lograr los objetivos del programa de estudios.
Existe la evaluación formativa informal que en nuestro caso usamos en las intervenciones educativas, la cual tiene como característica la inmediatez y nos proporciona información en tiempo real, para saber si vamos bien o necesitamos mejorar nuestra intervención. Para ello, podemos utilizar papeletas de colores (rojo, amarillo y verde) donde el rojo significa “no entendí”, el amarillo “más o menos” y el verde “entendido”, a cada alumno le reparto una papeleta de cada color; de tal manera que cuentan con tres por alumno y posteriormente realizo preguntas en voz alta como: entendieron el contenido que abordamos, el diseño del proyecto fue claro o para obtener otro tipo de información de manera rápida y, les pido que muestren alzando la papeleta que consideren que llena sus expectativas. Con el procedimiento anterior, los estudiantes que no participan con regularidad o son algo introvertidos, pueden manifestar su punto de vista.
También tenemos la evaluación formativa planeada que se practica cuando se nos ocurre una actividad al momento de la intervención docente; por medio de preguntas, test, juegos, exámenes, etc.
La evaluación formativa formal que se encuentra incluida en nuestra planeación y se realiza como programación de la secuencia didáctica (Rúbricas, listas de cotejo, Escalas de apreciación, etc.)
Características de la evaluación
La retroalimentación es la principal característica de la evaluación formativa; sirve para impulsar a los estudiantes hacia el logro de los objetivos de aprendizaje; por eso se debe tener especial cuidado en su mensaje, para generar efectos positivos e impulsar el aprendizaje; porque, una comunicación ofensiva en la devolución puede originar desconfianza o desánimo, creando efectos negativos.
La retroalimentación docente debe resaltar lo que los estudiantes hicieron bien, después hacerles ver lo que no hicieron atinadamente y por último ofrecerles estrategias para mejorar sus áreas de oportunidad; es importante que los profesores sean concretos y que las apreciaciones sean coherentes con las evidencias, a fin de impulsarlos y motivarlos con las orientaciones.
Es importante que durante las actividades que se plantean al iniciar el proceso formativo, se ofrezca retroalimentación cualitativa; es decir, las causas que originaron las observaciones y, no asignemos ninguna calificación numérica; ya que, de poner una nota, nuestros alumnos se preocuparan por cuanto sacaron olvidándose de los logros de aprendizaje.
Las valoraciones o calificaciones se pueden utilizar en la evidencia profunda o situaciones didácticas (problematizaciones, proyectos, test, exámenes, prácticas, etc.) en la cual los estudiantes darán cuenta de lo aprendido al finalizar una fase de estudio.
Evaluar formativamente significa que nuestros alumnos no dependen de una calificación; es decir, no están condicionados por una estadística cuantitativa; por lo tanto, se enfocan más hacia el aprendizaje profundo participan, colaboran, critican, debaten, realizan proyectos y prácticas; con mayor satisfacción e interés.
La evaluación debe ser orientada en y para el aprendizaje para que tenga un carácter formativo y no como medida de control, manipulación, amenaza, subordinación o simulación.
Es importante centrar la evaluación en la capacidad de aprender y no como una simple justificación o comprobación.
Evaluar formativamente no es una tarea sencilla, es necesario mejorar las prácticas tradicionales y renovarlas; por lo que la intervención educativa se transforma y debe centrarse en la mejora del aprendizaje, aunque esto implique mayor esfuerzo, dedicación y trabajo docente.
Ahora que conoces más sobre la evaluación formativa; te invito a adaptar estos conceptos a tu práctica docente.
¡Un abrazo! 🚀
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